Mejor pisco sour que vino agrio

El siguiente es un aporte de nuestro amigo y autor del Blog La Puta que te Parió. Muchas gracias por colaborar con esta cagá e blog.

Domingo, 7 de Septiembre. Cada vez que pienso que no hay nada que pueda suceder en relación a Venezuela que pueda asombrarme, pasa algo que me hace cambiar de opinión. El partido de anoche en Lima es una muestra más de los pecados típicos del venezolano.

1) Soberbia: si, leyeron bien. Los venezolanos somos soberbios por naturaleza. ¿Cómo puede explicarse que pensemos que en Morrocoy o Mochima existen mejores playas que en Cancun o St. Maarten?. ¿O que creamos que la Solera es mejor que cualquier cerveza belga o alemana?. 

En Falcón no hay ningún hotel que se le acerque a cualquier cadena importante como Hilton o Marriott. Tampoco existe la infraestructura adecuada en cuanto a sanitarios, restaurantes, vías de acceso terrestres o aéreas, etc. Acostumbrados a la vida de posadas, juramos ante el Todopoderoso que no hay nada mejor en el mundo que pasar un fin de semana en cualquiera de las que abundan en Morrocoy o Choroní. Claro, nada como un buen ventilador arrojando un tibio aliento de perro después de haberse bañado con agua fría en la ducha de un baño lleno de baldosas rotas y paredes agrietadas con la pintura desconchada. ¿Quién necesita agua caliente y un aire acondicionado  que no suene como si estuvieras en una prueba de pilotos de un circuito de F1?. 

El partido de ayer se empezó a perder cuando los mismos jugadores, medios de comunicación y hasta los propios fanáticos en diversos foros, comenzaron a proclamar a los cuatro vientos que a Perú le pasábamos por encima. Desde pronósticos de goleadas hasta insultos xenófobos se pueden leer en Noticias 24 y demás blogs. Para los venezolanos nada importaba que en Perú había jugadores que militan en el fútbol alemán e inglés. Mucho menos importó el balance más que positivo en el historial de enfrentamientos con Venezuela. 

2) Inmediatez: Si hay algo que caracterice al venezolano es la necesidad de que las cosas ocurran ya. Todo se necesita para ayer. Por lo tanto, nada puede ser planificado. Es ahora o nunca. 

Muy a pesar de lo que podamos querer, la mayoría de las cosas – especialmente los cambios – ocurren tras una serie de eventos y un tiempo determinado. El progreso en el fútbol venezolano es notable, si lo comparamos con las selecciones que tuvimos en las decadas del 70 y 80. Sin embargo, en lugar de apostar por un futuro o por la continuidad de un proyecto, queremos pasar de cenicientas a lo más alto del podio. Es evidente que esto es una empresa imposible y por ello, al esbozar espectativas altas e inalcanzables terminamos matando la moral de los jugadores que podrían dar más de sí, si saliesen a la cancha con un poco mas de humildad.  

En Brasil esperaron 24 años entre la tercera y la cuarta conquista de la Copa del Mundo. Lo mismo está sucediendo actualmente con Argentina, que no gana un mundial desde el 86. Nosotros queremos ir a Sudafrica en 2010, no queremos un proyecto para mejorar la infraestructura de los inexistentes clubes de nuestra liga nacional de fútbol. Queremos una selección que vaya al Mundial y punto. En una liga donde el único equipo con concepto de Club es el Caracas, yo siento que este objetivo se pone cada día más difícil. ¿Cómo vamos a ir al Mundial si no le ganamos al único equipo que no conocía lo que era una victoria en los 6 partidos que ya se habían jugado?. ¿Cómo se le llama al que pierde con el último de la fila?.

3) Excusas: dice el dicho que las excusas son como los culos, todo el mundo tiene uno. En Venezuela podríamos decir que las excusas son como los dedos, tenemos hasta 20 razones para justificar por qué las cosas no salen como queríamos en un principio. Desde el típico «el árbitro no nos pitó un penal», pasando por «nos expulsaron injustamente a un jugador», hasta las risibles excusas de algunos de los miembros de la representación olímpica en Beijing.

Me gustaría saber cuál es la excusa de la selección de fútbol para no haber pateado una vez al arco en los primeros 45 minutos de anoche. No es que yo me crea Menotti o Cruyff, pero la única manera de marcar un gol sin patear entre los tres palos es que el otro equipo se haga un gol en contra. Y yendo más allá ¿cuáles son las posibilidades de que eso ocurra si Venezuela no crea situaciones de peligro?.

4) Autocrítica: la poca o nula autocrítica es clave en momentos como este. Un país incapaz de reconocer sus propios errores está condenado a repetirlos eternamente. En todos los aspectos de nuestra sociedad se observan comportamientos como el de la selección, ya que la misma es un reflejo de nuestra sociedad. La manera en como se describe el partido en diversos medios nacionales dista mucho de la visión algo menos parcializada de otros internacionales:

El Universal: «En la segunda etapa, el partido fue más equilibrado, los cambios que hizo el técnico llanero, César Farías, le dieron resultado para atacar y llevar peligro a la valla de Leao Butrón, que (sic) tuvo intervenciones arriesgadas para evitar que su arco fuera vulnerado.»

Yo debo haber visto otro partido. Butrón tuvo UNA sola y única intervención, cuando Maldonado malogró la única ocasión de peligro de todo el juego con lo que se conoce vulgarmente como un chorrito e’ pus. Lo que en El Universal describen es una ficción, a menos que consideremos los centros mal hechos que llegaron directo a las manos del arquero como situaciones de riesgo.

Meridiano: «La jugada nació de un saque de banda y Alva le ganó la espalda a José Manuel Rey sin que nadie apareciera en el cierre, rematando fuerte y certero para quebrar la resistencia de la valla vinotinto.»

¿Dónde está el comentario sobre la lentitud que demostraron Rey y Hernandez en presionar un poco al jugador peruano para que éste no pateara a placer dentro del área chica?. ¿En dónde está la critica a Vega por haberse quedado debajo de los tres palos sin salir a achicar el ángulo?. ¿En dónde resaltamos que el peruano pateó a menos de tres metros de la línea de gol sin que nadie lo molestara?.

 

Olé (Argentina): «En la resurrección peruana, es cierto, influyó Venezuela, más cerca de aquel equipo que en Sudámerica le permitía un festival hasta al rival más endeble, que de afirmarse como revelación en la región. ¿Habrá subestimado al adversario a juzgar por las declaraciones en las vísperas, cuando los de la Vinotinto se animaron a anunciar victoria?»

Más claro que el agua.

Como digna excepción a esta regla tenemos el reportaje de Líder, donde mencionan que «Piero Alva marcó el único tanto del partido a los 39 minutos, al aprovechar la lentitud de José Manuel Rey y Jonay Hernández en la marca. El delantero entró por derecha, hizo un sombrero al capitán vinotinto y dejó mal parado a Jonay, quien no pudo cerrarlo como debía, para batir en el primer palo a Renny Vega, que nada pudo hacer.»

 

5) Merecer: desconocemos el significado de la palabra o creemos que merecer algo no tiene nada que ver con el esfuerzo que hay que hacer para alcanzar ese algo. «Merecimos ganar, jugamos mejor» escucho todo el tiempo. Yo creo que merece ganar el que marcó más goles que el rival. También creo que merece empatar el que no hizo ni más ni menos goles que el rival y, siguiendo está tendencia ideológica, merece perder quien hizo menos goles que el rival. 

Me pregunto, ¿cómo podemos insinuar que merecimos un mejor resultado si no hicimos lo mínimo necesario para alcanzar ese resultado?. Si perdimos 1-0 en Lima fue porque Perú marcó un gol y nosotros ninguno. Carlitos Gonzalez estaría orgulloso de poder leer esto, pero al final del día es así. En el fútbol los goles se marcan, no se merecen. No es una rutina de gimnasia donde el juez de tu país te da más puntos y el de Francia menos. No es un clavado desde una plataforma de 10 metros donde la subjetividad de los jueces determina quien se lleva el oro y quien no. Un solo tiro bajo los tres palos en 90 minutos de fútbol es decepcionante desde cualquier punto de vista.

Finalmente, si no le ganamos al último clasificado de la eliminatoria no merecemos estar en el Mundial. Al Mundial van Brasil y Argentina y dos o tres más (dependiendo del repechaje). Paraguay está solido en la punta, así que queda un cupo y el repechaje. ¿Merecemos ir a Sudáfrica?. Por ahora hemos demostrado que no lo merecemos.