Yo quiero escribir un blog de las Grandes Ligas. Contar la hazaña del grand slam de Félix Hernández en su primer turno de la temporada, nada más y nada menos que frente a Johan Santana. Tratar de ilustrar con palabras la emoción que habrá sentido Omar Vizquel a su vuelta a Cleveland. O simplemente dar los numeritos de los juegos de la última noche, destacando el jonrón y las cuatro empujadas de Abreu y otros logros de los peloteros criollos.
Yo preferiría leer, investigar, averiguar y luego escribir sobre los peloteros criollos en la lista de incapacitados en vez de tener que estar pendiente de los casi 400 inhabilitados para las elecciones de noviembre.
Decirles «Gochigans», en un arrebato de parejería venezolanesca, hasta con un toque de ternura o simpatía, puede parecer gracioso. Pero lo que pasó esta mañana en el estadio de San Cristóbal, no lo es. Hechos de violencia que terminaron vidas, ocasionados por el hacinamiento, por estúpidas decisiones gerenciales, por la corrupción de los cuerpos de seguridad, por el abuso en el consumo de alcohol en la calle, y -sobre todo- por la ignorancia de unos pocos, que hacen de este país una cagá e país con su conducta primitiva y salvaje.
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Inusitadamente, la transmisión de la cadena televisiva Al Chavezeera se ve interrumpida por una señal que a todas luces pinta como pirata. Tres jóvenes insurgentes con armamento de guerra toman el mando de la estación televisiva y hablan sobre los años perdidos, esos últimos 17 años en los que el curso de la humanidad se desvió, alejándose de la democracia de la información que se había alcanzado con la superautopista de la información y acercándose, a un control absoluto de un Estado Imperialista, liderado por el Comandante Hugo Chávez.
Los tres jóvenes, disfrazados dos de ellos con trajes militares y el tercero con una camisa rosada, mencionaron por primera vez eso que empezó a llamarse desde entonces la Guerra del Fin del Mundo, y mientras aclaraban en vivo y directo los acontecimientos de los últimos años a una agotada especie humana, grupos rebeldes organizados repartieron panfletos en las principales ciudades en los que aparecía la cronología de sucesos que llevó al mundo al estado de desolación absoluta que se vivía en ese entonces.
Corre el año 2035 de nuestra era, año 36 de la Quinta República y del Nuevo Orden Mundial. A escasos años del inicio del fin, reproducimos acá la serie de acontecimientos que revelaron al mundo los jóvenes de la llamada «Generación del ’35».
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Una de las peores actitudes que el venezolano puede tener se resume precisamente en la frase que encabeza este post.
«Deja esa vaina así».
Somos un pueblo incapaz de afrontar la responsabilidad asumida. La palabra otorgada. De honrar un compromiso.
Por el contrario, premiamos la mediocridad. Como vivimos en un apuro permanente, muchas veces se prefiere «dejar esa vaina así», y por ello nos convertimos en el reino de la improvisación, de la provisionalidad eterna, donde los mediocres triunfan y los capaces emigran.
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Llegué tarde a la oficina. A la altura de San Agustín me agarró una tranca en la autopista. Un funeral de motorizado. Dos autobuses, abarrotados. Diez carros, avanzando muy lento, vidrios abajo para que las mujeres puedan ir sentadas en los marcos de las puertas. Cerca de cincuenta motos, dibujando eses en sus trayectorias, abarcando los tres canales de la autopista e incluso el hombrillo. Al final salí bien, por lo menos no me robaron…
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La emigración –y su contraparte, la inmigración- son tan viejas como la humanidad misma. Son forjadoras de culturas, de cocinas, de lenguas, de nuevas ideas. Es difícil, claro está; pero nadie se ha muerto de eso. Sin embargo, la polarización política de esta cagá e país, que todo lo voltea patas arriba, ha hecho de la decisión de irse o quedarse –personal, individual, libre e intransferible- un asunto de lealtades. Seguir leyendo ‘¿Emigrar o quedarse?’
Recientemente se han reseñado en distintos medios locales e internacionales declaraciones de distintos personajes del gobierno, como el mismo presidente Chávez, el gobernador de Anzoátegui, Tarek William Saab, y otros de menor rango, diciendo que después del éxito de la copa América, Venezuela estaba lista para recibir un Mundial de Fútbol. Aguantemos la risa un rato, cerremos los ojos y dejémonos llevar, en un ejercicio de ciencia-ficción… (que en esta cagá e país, podríamos llamar, con más propiedad, ciencia-micción). Seguir leyendo ‘Un mundial de Fútbol en Venezuela.’
Cuando pensábamos que éramos capaces de hacer cosas grandes, pasó lo mismo de siempre: la volvimos a cagar.
Ahora sí, que nos quedamos en la cuneta, comenzará de verdad la copa: a desempolvar las banderitas de Argentina o Brasil y a ligar a los equipos de verdad.
«Jugamos de tu a tu» —- Nanu, de TVes.
«No se puede decir que no lo intentamos» — Leopoldo Salazar, de Meridiano.
«El resultado no refleja lo que pasó en la cancha» — Ricardo David Páez.
«Ha sido un aprendizaje positivo que nos deja reconocer el nivel de nuestros jugadores» — Richard Páez.
«Cagá e país» — Pedroso y Canachín.
Pero tarde o temprano alguien dirá esto, y será el culmen de la indiosincracia nacional: , «Creo que equivocamos la estrategia».
Hay veces en las que uno debe reconocer el esfuerzo que uno mismo hace, destacar nuestras virtudes, mostrar los propios logros, lucir con entusiasmo nuestro compromiso ante la vida. Estoy seguro que el alcalde de San Cristóbal, William Méndez, comparte esta visión conmigo, aunque él la ve un poco más en forma de escultura de bronce… de sí mismo.Increíble.
Cagá e País.
cagaepais.wordpress.com 